Usando el Registro Sueco de Nacimientos, el equipo de Cutfield recolectó datos sobre las chicas nacidas entre 1973 y 1988 que estuvieron embarazadas entre 1991 y 2009. Hubo datos completos de más de 13,000 parejas de hermanas, un total de poco menos de 27,000 mujeres.
Los investigadores anotaron que los hallazgos de este estudio corroboran estudios anteriores que han mostrado un vínculo entre un mayor peso y una mayor estatura entre los hombres primogénitos.
El Dr. David Katz, presidente del Colegio Americano de Medicina del Estilo de Vida (American College of Lifestyle Medicine), dijo que “este estudio establece una asociación en las mujeres, ya vista en los varones, entre las probabilidades de obesidad en la adultez y el orden de nacimiento, pero debido a su diseño no puede afirmar con certeza que esa asociación exista”.
Quizá los primogénitos no estén tan bien nutridos en el útero, o se nutran en exceso en la niñez temprana. Tal vez haya factores vitales estresantes exclusivos de ser el hijo primogénito que tengan que ver de alguna forma, sugirió.
Algunos factores relacionados con la obesidad no son asunto de decisiones individuales: nadie elige su orden de nacimiento. Este estudio nos hace considerar aspectos de la obesidad que no se relacionan con la responsabilidad personal, afirmó Katz.
Ser primogénito podría tener un rol pequeño en la obesidad, pero la epidemia de obesidad es en gran medida una consecuencia de la obsesión de la sociedad con los alimentos malsanos y un estilo de vida sedentario, advirtió Katz.
“El orden de nacimiento no es un factor de riesgo modificable, pero un ambiente obesogénico y un estilo de vida incompatible con el control de peso y la mejora de la salud sí lo son”, enfatizó. “Como siempre, nuestra atención debe dirigirse en esa dirección”.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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