Los jugos de frutas y verduras se están volviendo famosos muy rápidamente y con razón, es una forma muy fácil de conseguir los nutrientes que necesitas para tener una vida sana. Mientras que la mayoría beben este tipo de jugos para tener nutrientes extra o simplemente porque está de moda, hay un hombre que descubrió la nutrigenómica y uso los jugos para salvar su vida.
En 1999, a Eric Cooper le diagnosticaron colitis ulcerativa, una enfermedad gastrointestinal. “Estaba sobrealimentado, pero tenía desnutrición”, afirma Cooper. Antes de recibir el diagnóstico de la enfermedad, Cooper explica que se saltaba comidas, bebía poca agua y a veces comía muy tarde por la noche. Su dieta se basaba en comida procesada, azúcar, macronutrientes, comida rápida y carne.
Después de diagnosticarle la enfermedad, Cooper tomaba 48 pastillas al día y los efectos secundarios le dejaban agotado y no podía trabajar. “Me quedaban dos semanas de vida… en 72 horas me quitaron el colon y me hicieron una cirugía reconstructiva en el intestino delgado. Eso fue el principio del fin”, cuenta Cooper. Le pusieron una bolsa de ostomía (j-pouch), que se coloca al final del intestino delgado y que actúa de intestino grueso.
Entre las dos cirugías, Cooper descubrió que la raíz de su colitis ulcerativa era una enfermedad autoinmune, lo que le hizo darse cuenta de que necesitaba un cambio en su estilo de vida. “Empecé a investigar sobre ciencia nutricional, concretamente la ciencia nutrigenómica, que estudia cómo la alimentación se relaciona con el cuerpo a nivel molecular y genético. Literalmente somos lo que comemos”, explica Cooper. Se comprometió a hacer un cambio de vida radical: comía de 4 a 5 comidas al día, alimentos vegetales, crudos y eliminó toda la carne, azúcares, lactosa, gluten, sodio y cualquier alimento procesado.