Korvin Bothwell buscó información de salud sobre las personas trans años antes de hacer su transición en 2013, pero era escasa. No había mucha más después de su transición, cuando quiso saber más sobre los efectos secundarios de la testosterona.
“Tenía muchas preguntas”, dijo el hombre de negocios de 39 años que es propietario de una tienda que vende patines y equipo para roller derbys en Indianapolis.
Esa experiencia lo motivó a inscribirse en el PRIDE Study, el primer estudio de largo plazo sobre la salud de adultos LGBTI (lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersexuales), en Estados Unidos. El estudio se lanzó en 2015 y los investigadores ampliaron las opciones de la inscripción en mayo, permitiendo ahora a los participantes inscribirse en línea y por una aplicación disponible para todos los teléfonos inteligentes.
Mitchell R. Lunn, M.D., co-director del estudio, dijo que era importante que el estudio fuera accesible a todas las personas para “tener más diversidad en cuanto a etnia, en cuanto a nivel económico, en cuanto a nivel de escolaridad”.
El proyecto difiere de otros estudios de la salud de una población, en que los pacientes no tendrán que ir a clínicas para chequeos periódicos. Además, la plataforma en línea y la móvil permiten que la mayor cantidad de personas posible pueda participar – y protege la privacidad de los participantes, dijo Lunn, profesor adjunto de la división de nefrología del departamento de medicina de la University of California, San Francisco.
“Si uno es una mujer trans de color quien vive en un sector rural en Mississippi”, dijo Lunn, “es posible que no se sienta segura y a gusto si tiene que ir a un centro médico académico local o cercano para participar en un estudio porque es posible algunos aspectos de su identidad no sean públicos”.
Los participantes crean un perfil y dan información como su edad, etnia, e identidad sexual y de género. También pueden compartir información sobre presión arterial alta, diabetes, colesterol alto y otras condiciones de salud que pueden causar enfermedad cardíaca y ataque cerebral. Los científicos también han incluido preguntas sobre depresión, ansiedad, apoyo familiar y discriminación.
Hasta junio, más de 24,000 personas se habían inscrito para el estudio. A partir de mayo del año entrante, investigadores pueden pedir acceso a la información de todos los participantes inscritos. Por el momento, solo pueden pedir la información de quienes se inscribieron en la primera etapa del proyecto.
El acceso a una gran cantidad de información de salud de la comunidad LGBTI podría ser de gran ayuda para los científicos que quieren aprender más sobre enfermedad del corazón y ataque cerebral en los más de los 10 millones de adultos estadounidenses quienes se identifican como LGBTI, según Gallup. Durante las últimas tres décadas, la mayoría de los estudios de salud en esta población se han centrado en VIH/SIDA y enfermedades mentales.