Los niños pequeños que beben leche de soya, de almendra u otras “alternativas” podrían ser un poco más bajos que los que beben leche de vaca, sugiere un nuevo estudio.
Los investigadores encontraron que entre más de 5,000 niños canadienses, un niño de tres años de edad que bebía tres tazas de leche que no fuera de vaca al día era, típicamente, media pulgada (1.27 centímetros) más bajo que un niño que bebía la misma cantidad de leche de vaca.
El estudio, que fue financiado por el gobierno canadiense y por la St. Michael’s Hospital Foundation, no prueba que la leche que los padres eligieran tuviera la culpa.
Por un lado, también podría haber diferencias en las dietas generales de los niños, dijo el investigador líder, el Dr. Jonathon Maguire.
Pero, dijo, el contenido nutricional en los distintos sustitutos de la leche varía mucho. Y es “razonable plantear la hipótesis” que algunos no aportan a los niños tanta proteína, grasa y otros nutrientes, dijo Maguire, pediatra en el Hospital de St. Michael, en Toronto.
Una especialista en nutrición pediátrica que no participó en el estudio se mostró de acuerdo.
“Con la excepción de la leche de soya, otros productos (no lácteos) casi no contienen proteína”, dijo Erin Corrigan, dietista registrada en el Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami.
Respecto a la grasa, la leche de coco tiene una cantidad relativamente más alta, señaló. Pero muchas alternativas para la leche de vaca contienen poca grasa, lo que podría estar bien para un adulto, pero no para un niño pequeño, advirtió Corrigan.
Además, añadió, el calcio de las alternativas de la leche por lo general no se absorbe igual de bien que el calcio en la leche de vaca.
Nadie planteó que los niños pequeños tengan que beber leche de vaca.
Pero, dijo Maguire, los padres que elijan productos alternativos deben ser “listos” al leer las etiquetas de nutrición. Y deben asegurarse de que la dieta general de su hijo contenga la proteína, la grasa y otros nutrientes adecuados, señaló.
Los hallazgos del estudio se basan en más de 5,000 niños de 2 a 6 años de edad. En total, un 13 por ciento bebían leche que no era de vaca cada día, y un 92 por ciento bebían leche de vaca a diario.
En general, el equipo de Maguire encontró que había una correlación entre el tipo de leche que los niños bebían y su estatura a los 3 años: Por cada taza de leche que no era de vaca, los niños tenía