Legumbres
Estos incluyen lentejas, frijoles, habas, guisantes y otros. Son bajos en grasa y colesterol, por lo tanto son una buena fuente de proteína y proporcionan muchísimas vitaminas importantes.
Nueces y semillas
Mejoran la función de los vasos sanguíneos, así como también ayudan disminuir el tamaño de la placa aterosclerótica, que puede causar el impedimento del flujo sanguíneo y la coagulación de la sangre. Las nueces y las semillas tienen grasas saludables que contienen ácidos omega-3, juegan un papel crucial en la función cerebral, así como el corazón y su estado de ánimo. Recuerde consumirlos con moderación, ya que son altos en calorías.
Aceite de oliva
El aceite de oliva es un ingrediente clave en la dieta mediterránea: es ideal para disminuir el colesterol malo. Recuerde utilizar siempre aceite de oliva virgen “extra”, ya que es mínimamente procesado. El aceite de oliva ayuda a combatir la inflamación y ayuda a reducir las enfermedades del corazón, el cáncer, la diabetes, la artritis, el síndrome metabólico y muchos otros.
Carne
La carne se debe comer en porciones pequeñas y son más recomendables los cortes magros que la carne roja. El pescado, el pato, las aves de corral y la carne de cerdo magro, están entre la lista de proteínas magras sin los altos niveles de grasas saturadas. La carne roja aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovascular, diabetes e incluso puede acortar su esperanza de vida.
La dieta mediterránea es la dieta ideal porque es sana, le llena y también le da a su cuerpo la oportunidad de vivir más tiempo. En esta dieta también se permite beber vino, ¡así que brinde por su longevidad la próxima vez que se siente a disfrutar de la comida!