Que le diagnostiquen cáncer es algo que sacude al corazón, cuando escucha la noticia por primera vez. Para algunas mujeres latinas que no hablan el idioma, la experiencia y la ansiedad por comprender lo que está pasando son aún peores. Judy Guitelman fue diagnosticada con cáncer de mama a la edad de 44 años, en ese momento sus hijas eran muy jóvenes y tenía el estrés añadido de estar pasando por un divorcio difícil.
“Cuando te dicen que tienes cáncer, el mundo se desploma y lo primero que piensas es que vas a morir”, dice Judy Guitelman. Los doctores enseguida vieron que algo iba mal cuando le hicieron su mamografia anual y gracias al procedimiento rutinario, fueron capacess de detectar el cáncer en una etapa temprana.
Guitelman, que es natural de Argentina, explica que no tiene familia aquí aparte de sus hijas y su exmarido. “El principio fue horrible porque no sabía qué hacer. No sabía si debía llamar a mi familia, no sabía si debía llamar a mi médico, no sabía a dónde ir porque nunca antes había tenido un problema de salud” explica.
Ni siquiera tenía síntomas de cáncer de mama, ni bultos, ni drenajes o dolor, absolutamente nada. Ni siquiera fue capaz de sentir, con un autoexamen, el pequeño bulto que le encontraron durante la mamografía, porque era demasiado pequeño, lo cual era algo bueno.