Se consideró que casi dos tercios eran sedentarios, al no realizar ejercicio ni moderado ni vigoroso. Se describió a un 22 por ciento como “insuficientemente activos”, lo que significaba que hacían algo de actividad pero hacían menos que la directriz recomendada de 150 minutos de ejercicio de actividad moderada o al menos 75 minutos de ejercicio de intensidad vigorosa por semana.
Un 4 por ciento hacían ejercicio solo los fines de semana, y cumplían o superaban las directrices, pero solo se ejercitaban una o dos veces a la semana. Por otro lado, un 11 por ciento eran “activos regularmente”, y superaban las directrices varias veces por semana.
Los investigadores analizaron cuántos de los participantes habían muerto en 2009 y 2011. En comparación con los participantes inactivos, los que hacían ejercicio el fin de semana tenían una tasa de mortalidad un 30 por ciento más baja, mientras que los que hacían ejercicio con regularidad tenían una tasa de mortalidad un 35 por ciento más baja. Los que se consideraron como “insuficientemente activos” tenían una tasa de mortalidad un 34 por ciento más baja que los participantes inactivos, señalaron los autores del estudio.
Las tasas de mortalidad por cáncer y enfermedad cardiaca también fueron más bajas, a niveles similares, entre los que hacían ejercicio (sin importar la frecuencia) frente a la gente inactiva.
Pero el estudio no probó que el ejercicio alargue la vida, sino que solo mostró una asociación.
Los hallazgos aparecen en la edición del 9 de enero de la revista JAMA Internal Medicine.
Hannah Arem, profesora asistente en la Facultad de Salud Pública del Instituto Miken de la Universidad de George Washington, dijo que la nueva investigación es importante.
Pero Arem, coautora de un comentario que acompañó al estudio, advirtió que el estudio solo observó a una población mayoritariamente blanca en Reino Unido. “Este único estudio no ofrece suficientes evidencias como para generalizarlo a otras poblaciones”, señaló.
Según los hallazgos, ¿qué debe hacer la gente para mantener o mejorar su aptitud física?
“Los que ya hacen ejercicio el fin de semana deben seguir haciéndolo”, dijo O’Donovan. “Los que deseen hacerse más activos deben comenzar con un ejercicio de intensidad moderada, como caminar a paso vivo, que se asocia con un riesgo más bajo de lesión. Recomendaría que los adultos de mediana edad y mayores hagan ejercicio de intensidad moderada al menos durante 12 semanas antes de introducir algún ejercicio de intensidad vigorosa”.
Arem, cuya investigación propia ha mostrado los beneficios aparentes de niveles incluso bajos de ejercicio, lo dijo de la siguiente forma: “Los individuos inactivos podrían pensar en intentar incluir más actividad física en sus rutinas diarias. Quizá deseen dividir caminatas en intervalos de 30 minutos, cinco días por semana, o concentrar la actividad en menos sesiones más largas”.
En cuanto a los demás, “los que ya son activos quizá quieran hacer más para obtener un beneficio adicional para la salud”, planteó.
¿Y los que hacen ejercicio los fines de semana?
“La gente que tiene que condensar el ejercicio en una o dos sesiones por semana, pero que cumplen el mínimo de las directrices, de cualquier forma obtendrán un gran beneficio de salud: un riesgo de morir un 30 por ciento más bajo, en comparación con los que no hacen ejercicio”, comentó Arem. “Pero hay beneficios adicionales con unos niveles más altos de actividad física, y una mayor frecuencia”.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com