Dieleman y sus colegas desglosaron los 2.1 billones de dólares gastados en 2013 en 155 afecciones de salud distintas, para ver qué enfermedades implicaban la mayor cantidad de dólares.
Según el análisis, los 10 gastos de salud más costosos en 2013 fueron:
- Diabetes — 101.4 mil millones.
- Enfermedad cardiaca isquémica — 88.1 mil millones.
- Dolor lumbar y de cuello — 87.6 mil millones.
- Hipertensión — 83.9 mil millones.
- Lesiones por caídas — 76.3 mil millones.
- Depresión — 71.1 mil millones.
- Atención dental — 66.4 mil millones.
- Problemas de la vista y del oído — 59 mil millones.
- Problemas relacionados con la piel — 55.7 mil millones.
- Atención del embarazo y postparto — 55.6 mil millones.
“Hay cosas en esa lista que no necesariamente se le ocurrirían al estadounidense promedio al pensar sobre la atención de la salud”, dijo Dieleman.
Tan solo las cinco primeras afecciones conformaron un 18 por ciento de todos los gastos personales en atención de la salud, y totalizaron 437 mil millones de dólares en 2013, anotaron los investigadores.
El cáncer no llegó a la lista porque los investigadores dividieron la categoría en todos los tipos distintos de cáncer, como el cáncer de mama y el cáncer de colon, aclaró Dieleman. En combinación, la atención del cáncer costó unos 115 mil millones de dólares, encontró el estudio.
Pero Dieleman añadió que este estudio solo observó el total de dólares gastados en la atención de la salud, y no si ese dinero se gastó inteligentemente. Un informe de seguimiento que saldrá en unos meses conectará el dinero con los factores de riesgo que provocan enfermedades.
“Creo que este estudio ofrece un panorama general”, dijo. “Dice dónde indagar más. Por ejemplo, dice que estamos gastando mucho más en diabetes, y ahora podemos pensar en el motivo”.
Del dinero gastado en la atención de la diabetes en 2013, más de un 57 por ciento se dedicó a medicamentos, y un 23.5 por ciento a la atención ambulatoria, reportaron los autores del estudio.
“Sabemos que la mayor parte del aumento en la diabetes fue en fármacos”, dijo Dieleman.
Pero eso no necesariamente significa que el dinero para los medicamentos fue malgastado, añadió.
“Creo que la gente culpa a los fármacos con mucha rapidez, pero si los medicamentos están previniendo viajes a las clínicas, no es necesariamente algo malo”, afirmó Dieleman. “El gasto en el tratamiento del colesterol alto es casi exclusivamente farmacéutico, y es probable que eso sea algo bueno”.
Por otro lado, se están gastando miles de millones en el dolor lumbar y de cuello, y el 70 por ciento de ese gasto es para personas en edad laboral menores de 65 años, dijo Dieleman.
“Cuando hablo con los médicos sobre esto, hay cierto cinismo sobre la efectividad del gasto en dolor lumbar y de cuello”, apuntó. “El dolor lumbar y de cuello es sin duda una de esas categorías en que gastamos mucho, y nos anima a indagar más y evaluar qué obtenemos por ese gasto”.
Emanuel se mostró de acuerdo en su editorial.
“Las tasas de problemas de salud asociados con el dolor en realidad están en aumento, en lugar de bajar, y pocas personas calificarían el rendimiento de los EE. UU. en esas afecciones como ejemplar”, escribió.
“Los pacientes que quieren alivio del dolor con frecuencia se someten a cirugía, incluso cuando el descanso, la fisioterapia y las intervenciones no quirúrgicas serían igual de efectivas”, enfatizó Emanuel.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
© Derechos de autor 2016, HealthDay