¿Por qué? Los autores del estudio teorizaron que el problema podría tener su raíz en el deterioro nervioso normal relacionado con la edad, que socava la señalización y la comunicación entre las células nerviosas del cerebro.
De cualquier forma, la conclusión fue clara: los adultos mayores tienen que invertir más esfuerzo para oír, y con frecuencia terminan con unos peores resultados.
“Los adultos mayores típicos que tienen dificultades para comprender lo que alguien les dice en una habitación ruidosa tienen ambos tipos de degradación”, dijo Simon, en referencia a la pérdida de la función auditiva en sí además de los problemas de procesamiento cerebral.
Y eso significa que aunque los audífonos “podrían ser una parte importante de cualquier solución a los problemas generales de audición”, no resuelven el problema completo, señaló Simon.
Añadió que la solución podría ser un tipo de fisioterapia para la audición y el reconocimiento del habla.
“Hay una posibilidad real (en teoría, todavía no en la práctica) de restaurar suficientes de los aspectos juveniles del cerebro como para ayudar con este problema”, planteó Simon.
Robert Frisina dirige el Centro Global de Investigación de la Audición y el Habla de la Universidad del Sur de Florida, en Tampa. Aunque no participó en la nueva investigación, afirmó que “el estudio de Maryland es un buen avance en esta área”.
“Ahora está bastante aceptado que los cambios neurodegenerativos en las partes del cerebro que se utilizan para la audición tienen un rol significativo en los problemas de pérdida de audición y de percepción del habla relacionados con la edad, sobre todo cuando hay ruido de fondo”, comentó.
“A medida que se comprende el cerebro que envejece a niveles cada vez más moleculares, esos cambios moleculares se convierten en objetivos prospectivos para intervenciones farmacológicas”, añadió Frisina.
Las intervenciones futuras podrían en última instancia conllevar una combinación tanto de terapia para la audición como de medicina de punta, dijo Frisina.
El estudio aparece en una edición reciente de la revista Journal of Neurophysiology.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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