Las personas mayores que tienen dificultades para entender lo que la gente les dice mientras están cenando o en una calle ruidosa podrían tener una audición perfectamente “normal”. Un nuevo estudio sugiere que el problema en realidad podría hallarse en el cerebro.
Los problemas para procesar las conversaciones en un ambiente ruidoso podrían indicar que la capacidad del cerebro para procesar el habla de forma rápida y fácil ha disminuido.
Los hallazgos demuestran que “de forma independiente de cualquier pérdida de audición típica que podría ocurrir a medida que envejecemos, el procesamiento de nuestro cerebro del sonido del habla cuando hay otros sonidos a la misma vez también puede empeorar”, comentó el coautor del estudio, Jonathan Simon, profesor asociado del Instituto de Investigación de Sistemas de la Universidad de Maryland.
“Los oyentes más jóvenes quizá ni siquiera consideren que el ruido de fondo sea particularmente alto”, anotó.
Pero “la implicación es que los adultos mayores típicos deben hacer más esfuerzo, y tomar más tiempo, para comprender lo que alguien les dice si también hay ruido ambiental, aunque solo sea moderado”, explicó Simon.
Más o menos uno de cada tres estadounidenses entre los 65 y los 74 años de edad tiene algún nivel de pérdida auditiva, según el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de EE. UU. La mitad de los que tienen a partir de 75 años de edad tienen dificultades para oír.
El nuevo estudio incluyó a 17 adultos jóvenes (de 18 a 27 años) y a 15 adultos mayores (de 61 a 73 años). Todos tenían una audición normal y ninguno sufría de demencia.
Todos se sometieron a pruebas de audición, algunas de las cuales incluían ruido de fondo. También se hicieron escáneres enfocados en dos regiones del cerebro: el cerebro medio, que controla el procesamiento básico del sonido, y la corteza, que es esencial para la comprensión del habla.
Los adultos más jóvenes rindieron significativamente mejor que los mayores en ambientes tanto silenciosos como ruidosos. Pero los investigadores encontraron que los ambientes ruidosos eran más difíciles para los mayores.
Los escáneres sugirieron el motivo.
Los escáneres del cerebro medio revelaron que la señalización neurológica relacionada con la audición era más débil en los participantes de más edad del estudio. Y los escáneres de la corteza sugirieron que el procesamiento de la información auditiva tardaba más entre los adultos mayores que entre los jóvenes.