Investigadores encontraron que los pacientes que tomaron una pastilla placebo, sabiéndolo, mientras se sometían a un tratamiento tradicional para el dolor lumbar tenían menos dolor y discapacidad que los que solo recibían el tratamiento tradicional.
“Estos hallazgos cambian todo lo que entendíamos sobre el efecto placebo”, dijo Ted Kaptchuk, coautor principal del estudio y director del Programa de Estudios sobre los Placebos y el Encuentro Terapéutico del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston.
“Esta nueva investigación demuestra que el efecto placebo no surge necesariamente de la expectativa inconsciente del paciente de que está recibiendo un medicamento activo, como se pensaba hace mucho”, añadió Kaptchuk en un comunicado de prensa del hospital. “Tomar una pastilla en el contexto de una relación entre paciente y profesional clínico, aunque se sepa que es un placebo, es un ritual que cambia los síntomas y probablemente activa regiones del cerebro que modulan los síntomas”.
El equipo de Kaptchuk dio a 97 pacientes con dolor lumbar una explicación de 15 minutos sobre el efecto placebo. La mayoría ya tomaban analgésicos, incluyendo antiinflamatorios no esteroides (AINE). Ninguno tomaba unos potentes analgésicos llamados opiáceos.
Los pacientes se dividieron en dos grupos: los que solo recibieron el tratamiento tradicional y los que usaron el tratamiento adicional junto con una pastilla de placebo. Las pastillas falsas fueron provistas en una botella etiquetada como “pastillas placebo”, de forma que fuera claro que se trataba de un medicamento falso.