La familia inmediatamente llevó a Alvarado a una clínica médica cercana donde le diagnosticaron un ataque cerebral isquémico leve, o uno causado por la obstrucción del flujo sanguíneo en una arteria que lleva sangre al cerebro. Le dieron medicamento para disminuir los efectos.
Alvarado dejó de trabajar un tiempo para recuperarse en casa y recobrar su fuerza, pero transcurrieron varias semanas antes de que le desapareciera el entumecimiento.
Después de su ataque cerebral, todo cambió para la familia.
“Fue un abrir de ojos para todos nosotros”, comentó Cordova. “Nos dio un grado de consciencia más allá de lo que comíamos, sino más bien de todo factor –como el estrés y el llevar echarse demasiado encima”.
Alvarado, quien tenía entonces treinta y seis años, había estado tomando medicina para la presión arterial alta desde que tenía veintitrés años. Pero no había tomado en serio que su presión arterial alta era un factor de riesgo principal para un ataque cerebral y que era algo prevenible. También tenía antecedentes familiares de enfermedad cardíaca, otro factor de riesgo del ataque cerebral.