Según un nuevo estudio de Harvard que analiza una serie de problemas de salud –desde la demencia hasta las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares–, la exposición a la contaminación del aire aumentaría el riesgo de demencia.
Los autores opinan que es importante mejorar las políticas de calidad del aire en EE. UU. “Hasta ahora no se había hecho una buena síntesis de todos los datos o de toda la bibliografía existente”, dijo Marc Weisskopf, coautor del estudio, profesor de epidemiología y fisiología ambiental en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, en Boston.
Los investigadores revisaron más de 2.000 estudios y encontraron 51 que examinan la relación entre la contaminación del aire ambiente y la demencia clínica.
El metaanálisis encontró pruebas sólidas de una asociación entre la contaminación y la demencia, incluso cuando la exposición es inferior al límite actual establecido por la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE. UU. (EPA): 12 microgramos por metro cúbico de aire (μg/m3), un nivel que la EPA ha anunciado que podría reducir. De acuerdo con los investigadores, el riesgo de demencia aumento un 17 %.
Hay numerosas teorías sobre por qué el aire contaminado aumentaría el riesgo de demencia. Puede deberse a que la contaminación afecta a la salud cardiovascular y esta, a su vez, a la salud cerebral. Otro estudio sostiene que la contaminación actuaría directamente sobre las células nerviosas u otras células del cerebro, interfiriendo en la función cerebral general.
Esto tendría graves consecuencias para los seres humanos, ya que todo el mundo debe respirar, según Weisskopf.
“No está claro cuáles son los mecanismos que conducen a esta conexión (contaminación = demencia), pero la hipótesis es que las partículas muy pequeñas de contaminantes entran en nuestro cuerpo y luego penetran en nuestro sistema circulatorio, hasta llegar al cerebro”, dijo Rebecca Edelmayer, directora senior de compromiso científico de la Asociación de Alzheimer.
“Los datos ilustran que hay muchos factores a lo largo de la vida que pueden sumarse al riesgo de demencia, y esto incluye el medio ambiente. Algunos de estos factores podemos controlarlos, como nuestra dieta y la frecuencia de nuestra actividad física, pero otros son más difíciles de cuidar, como el lugar donde vivimos y la calidad del aire que nos rodea”, afirmó Edelmayer, que pide la intervención de los gobiernos, así como de las empresas, para reducir los contaminantes atmosféricos.