14 de febrero es el Día del Amor. La jornada de San Valentín está repleta de besos, regalos y romanticismo bajo la luz de la Luna. Pero, no todo lo que brilla es oro, aunque a veces lo parezca. La historia de la humanidad tiene millones de capítulos de amor enfermizo, tóxico o malo, formas de amor que no son amor.
Es la emoción más poderosa y, a pesar de su poder, el amor es muy frágil. Es tan fuerte que une a las personas, pero también es tan débil que enferma, con manifestaciones como ira, resentimiento, miedo y hasta dolores en el cuerpo y especialmente en el corazón. Cuando la gente está enamorada, olvida los demás aspectos de la vida: algunos se obsesionan con su pareja hasta volverse excesivamente posesivos y celosos, aunque no haya motivo para ello. Esto lleva a una relación poco saludable, ya que los sentimientos de inseguridad provocan discusiones, resentimiento y tragedias.
En las relaciones de pareja, es normal que se produzcan malentendidos o que pequeños problemas nos lleven a sentirnos mal. Pero, cuando el amor se convierte en una amenaza para la libertad de una persona, su seguridad, su estabilidad emocional o psicológica, significa que es un amor tóxico o enfermo. Hay muchos factores que influyen en las relaciones, como las genéticas, de carácter, de desarrollo y que pueden conducir a la aparición de relaciones tóxicas.
Cuando el amor se convierte en patología. El amor enfermizo o loco es aquel que nos crea una adicción, que nos invalida nuestra autoestima, que nos manipula. La patología es el estudio de las enfermedades y se divide en dos categorías: anatómica y clínica. La anatomía patológica estudia órganos y tejidos para diagnosticar enfermedades. La patología clínica se ocupa de las pruebas de laboratorio de las células, fluidos y tejidos para controlar enfermedades.
La dependencia emocional. La dependencia afectiva es un síntoma de la relación enferma, pero normalmente asociado a otras patologías (desde el trastorno límite hasta el trastorno narcisista). La independencia es muy importante para sentirse bien: la pareja debe ser un conjunto de dos individuos distintos que se aman y se respetan, cada uno con su propia individualidad. Cuando esto no sucede, existe el peligro de sufrir mucho.
Amor narcisista. Los narcisistas (hombre o mujer) son muy atractivos y encantadores. Algunos signos que hacen pensar en una personalidad narcisista u opresiva, son, por ejemplo, declaraciones de amor después de algunos pocos encuentros (de declararse enamorado a exclamar “¡eres mi amor!”).
Los narcisistas se caracterizan por su capacidad para manipular a las personas. El narcisista siempre intenta culpar al otro por cualquier cosa, manipulando, por un lado, la victimización y por otro destruir la autoestima de la pareja. Otros signos del narcisismo son la violencia y la agresividad, un tipo de patología que tiene su origen en problemas afectivos.
Amor borderline o límite. Una relación con una persona con trastorno límite de la personalidad es muy dramática. Este trastorno está caracterizado por una fuerte inestabilidad emocional y relacional, actitudes autodestructivas y suicidas, falta de empatía y pérdida del contacto con la realidad. Estos síntomas aparecen en poco tiempo, creando gran confusión.