Los hallazgos muestran una posible conexión entre la vitamina D y el riesgo de demencia, según Claire Sexton, directora sénior de programas científicos y divulgación de la Asociación de Alzheimer.
Además, los investigadores teorizan que varios factores ambientales –como la educación, el ejercicio y la estimulación mental–, pueden ayudar a los adultos mayores a mantener su función cognitiva durante más tiempo, incluso cuando se producen esos cambios cerebrales.
Los expertos subrayan que, por el momento, el estudio no muestra de forma concluyente que la vitamina D proteja contra la demencia, una enfermedad cerebral compleja.
Booth opina que todavía no hay evidencia de que obtener más de la cantidad recomendada de vitamina D mejore el cerebro. Por eso, por ahora nadie debería tomar más pastillas o píldoras.
Según Sexton, la Asociación de Alzheimer está realizando un estudio, denominado EE. UU. POINTER, que está evaluando si una combinación de medidas de estilo de vida, que incluyen una alimentación saludable y el ejercicio, pueden preservar la función cognitiva en los adultos mayores que corren más riesgo de deterioro.
El cuerpo recibe vitamina D de manera natural cuando la luz solar impacta la piel, pero pocos alimentos la contienen de forma natural. Los peces grasos son una fuente, mientras que los alimentos como la leche, el jugo de naranja y los cereales para el desayuno se enriquecen con vitamina D. La ingesta recomendada para adultos de hasta 70 años es de 600 UI por día; las personas de edad avanzada deben recibir 800 UI por día.
Por el momento, no está del todo claro por qué algunas personas tienen más vitamina D en el cerebro que otras.
La Asociación de Alzheimer tiene consejos para proteger la salud del cerebro.
Con información de HealthDayNews