‘Un Rolls-Royce pasando por un bache’
Hinman también anotó que “fue mucho menos probable que los zapatos resistentes con soporte provocaran efectos adversos en la rodilla y otras articulaciones, como dolor de tobillo/pie [o] inflamación de la rodilla”. Además, las personas que usaron zapatos bajos flexibles reportaron el doble de efectos adversos que las personas que usaron los zapatos resistentes con soporte.
La conclusión fue que “los zapatos son una opción fácil que puede ayudar a las personas a autogestionar el dolor de la osteoartritis de rodilla”, aseguró Hinman. “Los pacientes con osteoartritis de rodilla deben pensar con cuidado en el calzado, y elegir los zapatos que sea más probable que reduzcan su dolor de rodilla”.
Schildhorn se mostró de acuerdo.
Aseguró que “para alguien con osteoartritis de rodilla, un zapato estructurado es casi como un Rolls-Royce cuando pasa por un bache. Porque el problema de la rodilla artrítica es que las articulaciones no están alineadas de forma adecuada, y ya no son tan ágiles. Y el cartílago tiene huecos, como adoquines, que se desgastan”.
Un zapato estructurado puede absorber esos problemas, dijo Schildhorn. Pero un zapato estructurado, o el pie descalzo, “depende de que todas las articulaciones del cuerpo funcionen justo de la forma para la que fueron diseñadas. Deben tener la alineación correcta, los ligamentos tienen que estar funcionales, y las articulaciones deben ser ágiles para absorber las cargas cuando se camina en áreas desniveladas. Porque se necesita que el cuerpo se ajuste a esas variaciones”.
La Arthritis Foundation, con sede en EE. UU., está de acuerdo en que los pacientes deben prestar atención al estilo y al ajuste de los zapatos que usan. Pero cita unos hallazgos contradictorios respecto a las mejores prácticas.
Por ejemplo, los expertos de la fundación reconocieron que los zapatos y las botas estables (sin tacones) pueden ser útiles para algunas personas.
Pero también resaltan investigaciones anteriores sobre las rodillas que indican que algunos zapatos bajos (como las chanclas) podrían provocar menos estrés en las rodillas que unos zapatos más estables. Pero otros, como las sandalias con correas flojas y los llamados “guantes para los pies”, podrían resultar problemáticos.
Pero la fundación tiene un consejo predominante: nunca le dé más importancia al estilo que a la función y a la comodidad.
Los resultados se publicaron el 11 de enero en la revista Annals of Internal Medicine.
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Aprenda más sobre el calzado y la artritis en la Arthritis Foundation.