“Creo que es bastante intuitivo que un zapato estructurado será más estable y mejor para los pacientes con artritis”, comentó el Dr. Jeffrey Schildhorn, cirujano ortopédico del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. “En mi consultorio y en mi vida he hallado que es cierto. Pero este estudio es el primero que de verdad lo observa de forma rigurosa, y que muestra mediante una ciencia sólida que no es solo anecdótico”.
El soporte del pie es importante
Como anotó el equipo australiano, a las personas con unas rodillas frágiles y dolorosas con frecuencia se les aconseja que usen zapatos con soporte. Pero hay una corriente de pensamiento que plantea que los zapatos flexibles podrían ofrecer un mayor beneficio, porque proveen una experiencia más parecida a andar descalzo.
En este estudio, esta última teoría no fue la ganadora. Tras trabajar con 164 pacientes con artritis de rodilla en el área de Melbourne, el equipo de Hinman encontró que “un 58 por ciento de las personas que usaron zapatos resistentes con respaldo experimentaron una reducción significativa en el dolor de rodilla al caminar, en comparación con apenas un 40 por ciento de las personas que usaron zapatos bajos y flexibles”.
Los participantes del estudio tenían a partir de 50 años. Antes del inicio del estudio, todos habían experimentado un dolor de rodilla casi constante en el mes anterior (calificado como un 4 o más en una escala de dolor de 11), y la mayoría habían usado zapatos que ofrecían unas características combinadas de ser resistentes y bajos.
Entre 2017 y 2019, la mitad fueron asignados al azar a usar unos zapatos bajos y flexibles durante al menos seis horas al día a lo largo de seis meses, mientras que la otra mitad se asignó a un calzado estable y con soporte. (El equipo no comparó los zapatos distribuidos en el estudio con los que los pacientes utilizaban de forma regular).
Todos los zapatos estaban disponibles comercialmente. Las marcas de calzado bajo incluyeron: Merrell Bare Access (para hombres y mujeres); Vivobarefoot Primus Lite (hombres y mujeres); Vivobarefoot Mata Canvas (hombres); Converse Dainty Low (mujeres); y Lacoste Marice.
Las variedades estables incluyeron a ASICS Kayano (para hombres y mujeres); Merrell Jungle Moc (hombres); Nike Air Max 90 Ultra (mujeres); Rockport Edge Hill (hombres); y New Balance 624 (mujeres).
Cada paciente pudo cambiar entre dos marcas a lo largo del ensayo. Los investigadores registraron los niveles reportados de dolor en la rodilla, la capacidad funcional, los indicadores de la calidad de vida general, y los niveles generales de actividad física.
Al final, el equipo determinó que si bien los zapatos estables no devolvieron una mayor capacidad a los pacientes que los zapatos flexibles, sí ofrecieron una ventaja respecto a la reducción del dolor de rodilla y cadera, y mejoraron la calidad de vida.