Cuando los investigadores compararon unos datos que incluían el historial de trabajo de las mujeres menores de 70 años con cáncer de mama del Registro Oncológico Danés con sus contrapartes de la misma edad que no tenían cáncer, encontraron que trabajar al aire libre no se asoció con un riesgo más bajo de cáncer de mama en general. Pero sí redujo el riesgo entre las mujeres que desarrollaron un cáncer después de los 50 años.
Las mujeres que reportaron una exposición a la luz del sol en el trabajo durante 20 o más años tenían unas probabilidades un 17 por ciento más bajas de desarrollar un cáncer de mama después de cumplir los 50 años, y las mujeres con el nivel más alto de exposición cumulativa a la luz solar a lo largo de toda la vida tenían un 11 por ciento menos de probabilidades de desarrollar este cáncer, encontraron los autores del estudio.
El nuevo estudio tuvo ciertas limitaciones. No hubo información acerca de la vitamina D por la dieta o los complementos, la exposición al sol en el tiempo libre, u otros factores del estilo de vida que podrían aumentar el riesgo de cáncer de mama, como el uso de pastillas anticonceptivas, la terapia de reemplazo hormonal, el alcohol, la obesidad y la falta de ejercicio.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 2 de febrero de la revista Occupational & Environmental Medicine.
Los expertos en el cáncer de mama recomiendan interpretar los resultados con precaución.
“Observar los niveles reales de vitamina D en coordinación con el estilo de vida de las mujeres podría ser la única forma de probar que unos niveles más altos de vitamina D reducen el riesgo de cáncer de mama”, señaló la Dra. Stephanie Bernik, jefa del servicio del seno de Mount Sinai West, en la ciudad de Nueva York. “Quizá las mujeres que tienen ocupaciones que las hacen estar al aire libre hagan más ejercicio y lleven unos estilos de vida más saludables”, especuló.