“A nuestro equipo de investigación le interesaba de manera particular observar a las personas que consumían grandes cantidades de bebidas endulzadas con azúcar, porque esos individuos son los que, obviamente, beben la mayor cantidad de bebidas endulzadas con azúcar, así que pensamos que es probable que se enfrentaran a los mayores riesgos de salud”, observó Vercammen.
Entre las explicaciones potenciales de la reducción marcada reciente en el consumo se incluyen el impacto de los impuestos a las bebidas implementados por las jurisdicciones locales, las ordenanzas que requieren servir bebidas saludables con las comidas de los niños en lugar de bebidas endulzadas con azúcar, y las campañas de salud pública sobre los peligros de las bebidas azucaradas, anotó Vercammen.
“Creemos que estas iniciativas, en combinación con la concienciación que han generado en el público, podrían estar impulsando a algunas de las reducciones que hemos visto en los últimos años de datos”, añadió.
En un par de grupos, los resultados no fueron tan positivos.
Los adultos de 40 a 59 años no redujeron el consumo abundante de bebidas endulzadas con azúcar. Los adultos mayores tuvieron un ligero aumento en el consumo. Los adultos que eran hispanos, pero no mexicanos, tampoco tuvieron una reducción en el consumo. Los motivos podrían incluir que las minorías raciales/étnicas con frecuencia se exponen y son objetivos de forma desproporcionada del mercadeo de las bebidas azucaradas, apuntó Vercammen. Además, los adultos de 40 a 59 años crecieron en una época en que había una creciente disponibilidad y mercadeo de las comidas ultraprocesadas, dijo.
Según la Dra. Lona Sandon, directora de programa del departamento de nutrición clínica del Centro Médico del Suroeste de la Universidad de Texas, “en cuanto a los hábitos que desarrollamos en la niñez temprana y la adolescencia, tendemos a conservar esos hábitos de alimentación el resto de nuestras vidas, ya sean buenos o malos”.
Las bebidas azucaradas no se limitan a los refrescos, sino que también incluyen a las bebidas energéticas, los tés y cafés endulzados, y las bebidas como el ponche de frutas, que se consideran jugo pero que no son 100 por ciento jugo. Algunas bebidas, como los tés embotellados, “quizá parezcan opciones más saludables”, dijo Sandon.