comunidades hispanas, además de determinar con mayor profundidad las razones por las cuales existen estas disparidades.
El estudio no observó dichas causas, pero Marina Del Ríos tiene varias ideas. “Es la pregunta del millón de dólares que muchos de nosotros tratamos de contestar”, dijo Del Ríos, profesora asociada del departamento de medicina de emergencia y directora de medicina social de emergencia y salud de la población en la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois, Chicago. “Creo que mucho tiene que ver con el miedo”.
Del Ríos, quien no participó en el estudio nuevo, mencionó un estudio de 2015, realizado con vecindarios hispanos en Denver, que identificó la desconfianza en la aplicación de la ley, el estado migratorio, los problemas del lenguaje y otras barreras que impiden llamar al 911 (servicio de emergencia). El estudio también encontró que estas comunidades carecen de conocimientos acerca de los paros cardíacos y de cómo administrar RCP. Sin embargo, Del Ríos dijo que eso podría resolverse con la ayuda de los despachadores del servicio de emergencia, si la gente estuviera dispuesta a llamar y si ese personal pudiera comunicarse en español.
Del Ríos, quien trabaja con el centro de despachadores del servicio de 911 en Chicago para fomentar el uso de la RCP asistida con teléfono en vecindarios de minorías y de bajos ingresos, dijo preocuparse por las tendencias que observa recientemente.
“En forma anecdótica he notado que en esas comunidades (hispanas) existe cierta renuencia para