calor corporal, la humedad y el dióxido de carbono provocada cuando los humanos duermen durante incluso unas horas.
Se permitió que los colchones se airearan al menos seis meses antes del estudio, anotó Sarah Evans, profesora asistente de medicina ambiental y salud pública en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
“Con frecuencia pensamos que si se deja que algo se airee durante un tiempo se puede reducir dramáticamente el nivel de sustancias que se liberan en forma de gases”, comentó Evans, que no participó en el estudio. “En este caso, incluso después de seis meses, de cualquier forma observaron niveles apreciables de liberación de sustancias en forma de gases”.
El calor corporal pareció aumentar la liberación de COV de cada colchón, en comparación con los niveles liberados cuando los colchones no estaban en uso, encontraron los investigadores.
Las exposiciones estimadas permanecieron por debajo de los “niveles sin riesgos significativos” (“No Significant Risk Levels”, NSRL) fijados bajo las