Para el estudio, llevado a cabo entre 2007 y 2013, los investigadores examinaron datos de más de 1,600 personas que habían sido diagnosticadas con Parkinson en los cinco años anteriores.
El 77 por ciento de los pacientes mantuvieron el mismo peso de forma estable, mientras que un 9 por ciento perdieron peso y un 14 por ciento aumentaron de peso en el periodo del estudio.
En comparación con las personas cuyo peso permaneció estable, los pacientes que perdieron peso tenían unos síntomas que empeoraban con mayor rapidez, encontró el estudio. El empeoramiento más lento de los síntomas se observó entre los pacientes que aumentaron de peso. Las tasas de supervivencia fueron similares en los tres grupos, pero eso podría deberse a que todos estaban en las etapas tempranas de la enfermedad, señalaron los investigadores.
No se sabe si mantener o aumentar el peso podría ralentizar la progresión del Parkinson.
Además, el estudio solo encontró una asociación entre la pérdida temprana de peso y el empeoramiento de los síntomas, no una relación causal.
“Dado que esta es solo la primera observación de esta asociación en el Parkinson, no podemos recomendar ningún cambio al estándar clínico en estos momentos”, dijo Wills, profesora asistente de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
“Pero en mi propia práctica intento prevenir la pérdida de peso en los pacientes, y recomendaría a los proveedores que estén atentos a los cambios de peso en sus pacientes, incluso a principios de la enfermedad”, concluyó.
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Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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