Según las nuevas directrices, un patrón de alimentación saludable incluye:
- Cualquier tipo de verdura, sobre todo si se come una amplia variedad.
- Frutas, sobre todo frutas enteras.
- Granos, de los cuales al menos la mitad sean granos integrales.
- Lácteos sin grasa o bajos en grasa, entre ellos leche, yogurt, queso y/o bebidas fortificadas de soya.
- Proteína de una variedad de fuentes, como mariscos y pescados, carnes magras y aves, huevos, frijoles y guisantes, frutos secos y semillas, y productos de soya.
- Aceites.
Las bebidas son la principal fuente del azúcar añadido, conformando el 47 por ciento de todos los azúcares añadidos consumidos por los estadounidenses. Éstas incluyen refrescos, bebidas de frutas, el café y el té endulzados, las bebidas energéticas, las bebidas alcohólicas y las aguas con sabores, según el informe.
La mayor parte del resto de los azúcares añadidos en la dieta estadounidense promedio se encuentran en los refrigerios y en los dulces (un 31 por ciento), aunque también pueden ocultarse en alimentos como los granos (un 8 por ciento) y las comidas preparadas (un 6 por ciento).
Las grasas saturadas conforman el 11 por ciento de las calorías en una dieta típica de EE. UU., y menos de un tercio de los estadounidenses limitan su ingesta de grasa saturada a la nueva meta de menos de un 10 por ciento de las calorías diarias, señalan las directrices.
Las Directrices dietéticas también reconocen el importante rol del ejercicio, y recomiendan que las personas cumplan también las Directrices de actividad física federales. Esas directrices recomiendan que los adultos realicen cada semana 2.5 horas de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, 1 hora y 15 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad vigorosa, o una combinación de ambas cosas. Las directrices de actividad también recomiendan actividades para fortalecer los músculos al menos dos días por semana.
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Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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