Solamente 15 propietarios de mascotas (el 20 por ciento) pensaba que la presencia del animal “perturbaba” su sueño. Algunos dijeron que las mascotas deambulaban, roncaban, lloriqueaban o iban y venían del baño, por ejemplo. Una mujer de 51 años sin pareja se quejaba de que su loro “graznaba siempre a las 6 a.m.”, según los investigadores.
Pero había muchos más que se sentían bien con el hecho de que su mascota durmiera cerca. El 41 por ciento de las personas que permitían a su mascota dormir con ellos dijeron que “no era un problema o que [era] beneficioso”, para su sueño.
“Una mujer sin pareja de 64 años comentó que se sentía más contenta cuando su perro pequeño dormía debajo de las sábanas cerca de sus pies”, escribió el grupo de Krahn. Además, reportaron que una mujer de 50 años de edad comentó que “no le importaba que su encantador gato durmiera sobre su pecho y otra describió a su gato como ‘calmante'”.
Algunas personas incluso dijeron que, en parte, la razón por la que adquirieron un perro o un gato fue para ayudarles a relajarse por la noche, y esto fue especialmente cierto en el caso de las personas sin pareja o las personas cuyas parejas a menudo viajaban o trabajaban de noche.
Los investigadores enfatizaron que tener una mascota en el dormitorio no siempre es una experiencia que ayude a calmarse, y las personas deberían priorizar su necesidad de descansar al dormir antes que la necesidad de tener una mascota cerca.
Pero cuando la combinación mascota-humano para dormir funciona, puede ser muy gratificante, según Krahn y sus colaboradores.
“El valor de estas experiencias… no se puede descartar, porque dormir depende de un estado de relajación física y mental”, concluyeron los autores.
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Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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