“Quizá las personas casadas disfruten del respaldo, la asistencia y la regulación de las conductas de salud de parte de sus cónyuges, cosas con las que, en general, las personas no casadas no cuentan. Eso podría explicar parte de las diferencias”, sugirió.
Liu también apuntó que las similitudes entre las personas casadas y las que nunca se habían casado en el estudio “también son coherentes con estudios anteriores que sugieren que las personas que antes estaban casadas (las divorciadas y las que han enviudado) son las que tienen la mayor desventaja, mientras que las que nunca se han casado son más similares a las casadas”.
Dijo que “probablemente lo que explica las diferencias es el proceso de la disolución del matrimonio (que es estresante y tiene muchos efectos negativos), más que el matrimonio en sí”.
Los investigadores tampoco contaban con información sobre qué tan felices eran los matrimonios, lo que habría sido valioso, añadió Liu.
“El vínculo entre el matrimonio y los resultados de salud en realidad depende de la calidad del matrimonio. Un matrimonio de buena calidad ofrece respaldo, atención y ayuda, que son buenos para la salud. Un matrimonio de mala calidad aumenta la exposición al conflicto y al estrés, lo que podría dañar a la salud. Uno de mis estudios recientes en realidad mostró que una calidad matrimonial negativa se asociaba con más tipos de riesgo cardiovascular que una calidad matrimonial positiva”, dijo Liu.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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