Los investigadores examinaron los resultados de encuestas realizadas entre 2004 y 2010 a unas 11,000 personas a partir de los 50 años de edad. Tras ajustar las estadísticas para que factores como unas cantidades altas o bajas de ciertos tipos de personas no las afectaran, los investigadores hallaron una asociación entre los tipos de interacción que la gente tenía con los demás y sus probabilidades de síntomas de depresión dos años más tarde.
Las tasas de depresión no parecieron verse afectadas por el nivel de comunicación por teléfono, las cartas ni el correo electrónico. Pero los que menos se comunicaban con amigos y familiares en reuniones en persona (cada pocos meses o con menos frecuencia) tenían unas tasas más altas de señales de depresión.
Dos años más tarde, el 12 por ciento de esas personas mostraban señales de depresión, encontró el estudio. En comparación, el 8 por ciento de los que tenían contacto personal una o dos veces al mes, y el 7 por ciento de los que se reunían con otros una o dos veces por semana mostraban señales de depresión.
Pero el estudio solo mostró una asociación entre pasar más tiempo en persona con familiares y amigos y unas probabilidades más bajas de depresión, no una relación causal.
El estudio aparece en la edición del 5 de octubre de la revista Journal of the American Geriatrics Society.
Es posible que algún factor aparte del contacto en persona cause las diferencias en los niveles de depresión. Caitlin Coyle, miembro postdoctoral de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, dijo que también es posible que la depresión sea la causa. “Los adultos que experimentan síntomas de depresión quizá sean menos propensos a involucrarse socialmente”, sugirió.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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