Los niños hispanos y los niños pobres con un cáncer de ojo raro tienen más probabilidades de perder un ojo porque se les diagnostica tarde dicha enfermedad, según un estudio reciente.
El hallazgo sugiere que estos niños tienen un peor acceso a la atención primaria que los niños blancos y aquellos cuyas familias tienen unos ingresos mayores, según los investigadores.
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“Dado que lo más habitual es que el retinoblastoma se diagnostique durante las visitas de rutina pediátricas, las diferencias que se ponen de manifiesto en este estudio plantean preguntas sobre las desigualdades en la atención primaria que van más allá de los pocos niños que contraen este tipo de cáncer raro”, dijo el autor principal, el Dr. Carlos Rodríguez-Galindo, director clínico del Centro de Tumores Sólidos del Centro Oncológico y de Trastornos Sanguíneos Dana-Farber/Pediátrico de Boston, en un comunicado de prensa del centro.
El equipo de estudio examinó 830 casos de niños estadounidenses menores de 10 años a los que se diagnosticó un retinoblastoma, un tumor en el ojo que normalmente se descubre durante las revisiones rutinarias. El diagnóstico se realizó a los niños entre 2000 y 2010.
Aunque casi todos los niños sobrevivieron al cáncer de ojo, los niños hispanos y los pobres fueron más propensos a perder un ojo porque el cáncer se descubría en una etapa más tardía. Los niños blancos y los de las familias más acomodadas tenían más probabilidades de que les diagnosticaran en una etapa lo suficientemente temprana como para salvar su ojo afectado y la visión, reveló el estudio.