Buscó en Google “golpe de calor en los niños”, porque el comportamiento de su hijo la estaba preocupando y descubrió que su hijo podría tener los síntomas de un golpe de calor. Le tomó la temperatura y era más de 102 grados. En este punto, él muy callado y solo quería cerrar los ojos y dormir.
Cuando lo abrazó, notó que su piel estaba caliente, pero él pedía una manta porque tenía frío. Fue entonces cuando García entro en pánico y comenzó a pedir ayuda. Llamó a su médico y le explicó los síntomas de su hijo y él estuvo de acuerdo en que su hijo podría estar experimentando un golpe de calor.
El doctor le dijo a Garcia que debía darle un baño de agua fría y poner compresas heladas sobre su cuerpo para ayudarle a bajar la temperatura, así como darle Tylenol para ayudarle con la alta temperatura. También le recomendó que vigilara si tenía nauseas, si estaba desorientado o apático, porque si los síntomas aumentaban tendría que llevarle a emergencias.
Garcia siguió las indicaciones al pie de la letra y tras 15 minutos le tomó la temperatura de nuevo y vio que empezaba a descender. Por suerte, siguió su presentimiento y actuó rápido porque, si hubiera sido de otra, su hijo podría incluso haber sufrido un ataque al corazón.
¿Cuáles son los síntomas?
Hay dos tipos de golpes de calor. El primero está asociado a la falta de agua, y el afectado tiene sed excesiva, debilidad, dolor de cabeza y pérdida de conciencia. El segundo es por falta de sal, que puede incluir náuseas y vómitos, calambres musculares y mareos.
Durante los meses calurosos de verano es importante limitar el tiempo que pasas al calor y si vas a estar mucho tiempo afuera, asegúrate de tomar descansos y entrar donde se esté fresco. Trata de mantenerte alejado de la luz directa del sol, busca un poco de sombra y usa protector solar. Además, bebe mucha agua y evita la cafeína y el alcohol. No uses ropa apretada ni colores oscuros; en su lugar, lleva ropa ligera y suelta. Asegúrate de comprobar la temperatura y prestar atención al índice de calor; cualquier lugar por encima de los 90 grados puede ponerte en riesgo de sufrir un golpe de calor. Tampoco te olvides de tus mascotas, también pueden sufrir de golpes de calor.