Esas cifras aumentan junto con la epidemia de opiáceos, indicó.
Además, 9.8 millones de adultos tienen una enfermedad mental grave. Esa cifra ha permanecido más o menos igual desde 2011, dijo Han.
A pesar de esto, apenas dos tercios de los que necesitan tratamientos para problemas de salud mental lo reciben.
Los pobres tienen menos oportunidades de tratamiento, lamentó Krakower.
Las personas sin seguro o que tienen un seguro con deducibles altos podrían ser más propensas a resolver un problema físico que uno mental, dijo.
Además, los tiempos de espera del tratamiento pueden ser muy largos, de hasta un año, según Krakower. Esto se debe a una falta de personal entrenado y recursos.
“El país tiene que plantear un modelo mejor para que la gente reciba la atención de salud mental que necesita”, enfatizó.
La epidemia de abuso de medicamentos recetados también continúa, dijo Han.
Muchas de esas personas obtienen los medicamentos de un amigo o familiar, o de un médico, señalaron los investigadores.
Las personas sin seguro de salud tenían casi el doble de probabilidades de haber utilizado mal un analgésico recetado que los que tenían seguro en el año anterior, según el informe.
En 2015, más de un millón de estadounidenses estaban siendo tratados por abuso de sustancias. De 2011 a 2015, la cantidad de personas que recibieron terapia asistida con medicamentos, sobre todo metadona, como parte de un programa de tratamiento para los narcóticos, aumentó en más o menos un 16 por ciento.
Al buscar una explicación de los problemas de salud mental en el país, Krakower especuló que el estado de ánimo estadounidense está fomentando problemas de salud mental y con los medicamentos y las drogas.
“La moral del país ha bajado”, dijo. “La economía dirige el estado de ánimo de mucha gente. No creo que las personas se sientan cómodas en este país. Cuando aparece ese tipo de moral, tiene un efecto en la psicología de la gente”, afirmó Krakower.
Los hallazgos aparecen en Behavioral Health Barometer — United States, 2016, publicado el 12 de junio por la SAMHSA.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com