Hígado: El hígado tiene el trabajo procesar las sustancias nocivas, pero el consumo excesivo de alcohol puede causar inflamación crónica del hígado, que puede conducir a un hígado graso y a cirrosis del hígado. Cuando el hígado no hace su trabajo de descomponer sustancias, entonces esas sustancias tóxicas permanecer en su cuerpo y esto puede ser mortal. Los cuerpos de las mujeres tienden a absorber más alcohol y lleva más tiempo procesarlo, por lo que están en un mayor riesgo de sufrir enfermedades hepáticas alcohólicas.
Páncreas: El páncreas segrega enzimas digestivas que se combinan con la bilis de la vesícula biliar y que pueden ayudar a la digestión. También ayuda a regular la insulina y la glucosa, por lo que el exceso de alcohol puede causar que el páncreas pare de producir esas sustancias, que pueden interferir con la capacidad de ayudar a la digestión y regular el metabolismo. Esto puede causar daños en el sistema digestivo y producirle gases, hinchazón abdominal y diarrea.
Huesos: La mayoría de las personas alcanzan la masa ósea máxima a la edad de 30 años, después se comienza a perder masa ósea si no toma calcio, hace ejercicio y si no limita su consumo de alcohol. El consumo prolongado de alcohol hace más difícil la producción de huesos nuevos y los pone en riesgo de osteoporosis. Es decir, sus huesos serán más propensos a la debilidad, calambres y atrofias.