Otras posibles señales de advertencia incluyen cambios en la salud física o la apariencia, como un aumento o una pérdida de peso; el descuido de la higiene personal; un nuevo grupo de amigos; dificultades para afrontar los problemas y las actividades diarias; pesadillas persistentes; abuso del alcohol y/o las drogas; estallidos frecuentes de agresividad o ira; amenazar con hacerse daño a sí mismo o a los demás; autolesiones o conductas autodestructivas; y amenazar con escaparse.
Otra causa de preocupación es la depresión, que tiene que ver con un estado de ánimo y una actitud negativos duraderos, con frecuencia acompañados de falta de apetito, problemas de sueño y pensamientos sobre la muerte, dijo Krasner.
Si los padres sospechan que su hijo adolescente tiene problemas de salud mental, deben mantener las líneas de comunicación abiertas, añadió.
“Los problemas de salud mental de los adolescentes son ‘asunto de familia’. Pueden tener un efecto devastador sobre la familia, y es esencial que toda la familia participe en su resolución”, enfatizó Krasner.
Si cree que su hijo adolescente necesita ayuda profesional, pídale al pediatra que le remita a un psicólogo o psiquiatra infantil, aconsejó Krasner. Un lugar bueno para comenzar a buscar ayuda es en la Administración de Servicios para el Abuso de Sustancias y la Salud Mental.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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